BREVE RESUMEN EN LA QUE QUEDA CONSTANCIA DE LA EXISTANCIA DE LA COFRADÍA A TRAVÉS DE LOS SIGLOS.
SIGLO XV
Desconocemos en qué fecha pudo fundarse una cofradía para dar culto a la Virgen de Alharilla y cuando comenzó a celebrase la romería, como en tantas otras ocasiones los documentos o se han perdido o están sin catalogar y aún no se ha dado con ellos, lo que si podemos afirmar rotundamente es que para 1486 ya existía la cofradía.
El primer documento, al que hemos tenido acceso, en el que figura la existencia de una cofradía con el título de “Cofradía de Señora Santa María de Alharilla de la villa de Porcuna”, está datado “en cinco días del mes de septiembre año del nacimiento de nuestro salvador IHUS XPO (Jesucristo) de mil e cuatrocientos e noventa años”. Este documento nos pone en la pista de la existencia de otros anteriores, ya que nos habla de la visita anterior celebrada en 1486, desde la que parten a la hora de tomar las cuentas anteriores hasta la del año de 1490, “desde el mes de noviembre del año LXXX¬VI hasta este dicho presente año, descendiendo de mayordomo en mayordomo en sus cargos”.
Nuestra cofradía nació en la Edad Media, pues para estos años estaba perfectamente formada y en funcionamiento, con un patrimonio que podemos considerar elevado, ya que se nos informa que además los bienes en dinero, trigo, ornamentos, vestiduras, etc. tiene comprada una casa en la que están construyendo un hospital a sus expensas.
En el año 1490 se toman las cuentas al mayordomo de año anterior, cuyo cargo había durado hasta marzo, y que es por tanto el primero cuyo nombre conocemos, Diego Ruiz o Rodríguez de Jaén, ya que aparece unas veces con el apellido Ruiz y otras con el Rodríguez, cosa frecuente en los documentos de la época, el cual al finalizar su cargo entrega al mayordomo entrante la cantidad de ocho mil quinientos maravedíes y medio, y cincuenta y una fanegas de trigo, más una copiosa relación de prendas que figura en el inventario que insertamos al finalizar el capítulo.
La nueva junta de gobierno que tomó posesión, según era norma, una vez finalizada la fiesta de marzo, y de la que queremos dejar constancia por ser la primera conocida hasta ahora, estaba formada por Tomás Ruiz Vellido, como prioste o mayordomo, máximo cargo de la cofradía, por Benito López de Berrocal, alcalde, por Diego Gutiérrez de Benito Gutiérrez, Pedro de Alcarás y Juan Martínez de Corpas como regidores y Gonzalo de Aguilera como escribano.
La siguiente visita se realizó dos años después, el 29 de octubre de 1492, por ella conocemos que el mayordomo de 1490-91 fue Pero Sánchez de Sevilla y el que ejerce el cargo para el 92-93 es Fernando García Castillo.
SIGLO XVI
Del siglo XVI hemos tenido la suerte de consultar siete visitas, algunas de ellas incompletas, aunque conocemos la existencia de otras, la primera es de 1501 y la última de 1577, además de resúmenes de cuentas de otras dos, por lo que poseemos una información de gran interés y calidad, ya que además se extienden en multitud de detalles de los que carecían las del siglo anterior, unas son de gran originalidad en cambio otras son copia casi literal de la antecedente, en ello se aprecia la rectitud y responsabilidad de los visitadores que las realizaron, en cambio en las otras son muestra de su apatía o dejadez.
También contamos con una declaración, dada por el mayordomo Marcos López Cobo, respondiendo a una averiguación que sobre ermitas mandó hacer el Rey en 1569, y que es de sumo interés pues en ella nos dan la única noticia sobre el número de cofrades existentes: “Parece que la dicha cofradía es muy antigua y que tiene trescientos cofrades, poco más o menos”.
SIGLO XVII
Tras consultas al Archivo Histórico Nacional las visitas 1611, 1625, 1651, 1697, así como nuevos datos aportados por otros legajos y la Crónica Anónima, podemos afirmar que la documentación de este siglo es de las más completas de las disponibles hasta ahora.
Las visitas realizadas recogen nuevos datos sumamente interesantes, por primera vez aparecen descripciones completas y pormenorizadas tanto de la ermita, como de sus edificaciones anexas, nos informan de su estado y de los desperfectos que presentaban, de las grandes obras que se llevaron a cabo a partir de 1639 y que aún continuaban en 1651, en que se llegó casi a reedificar la ermita al completo, haciéndose una nueva capilla mayor, por cuyo motivo la Virgen pasó en Porcuna varios años, obras que debieron tener continuidad casi cincuenta años después, cuando se nos informa en 1697 de que se ha edificado una nueva capilla. Así mismo contamos con descripciones completas del hospital que la cofradía mantenía en la Villa.
La Crónica anónima nos revela datos interesantes sobre la devoción y especialmente sobre la rogativa celebrada en 1623.
Nuevos documentos han venido a arrojar luz sobre la estancia de los franciscanos en Alharilla, con anterioridad a la fundación del convento de Santiago dentro de los muros de la Villa.
Entre las luces hay también grandes sombras, sin que podamos explicarnos que ocurrió entre las visitas de 1651 y 1697, para que la cofradía estuviese casi perdida, habiendo descendido al número de cofrades de los 300 existentes en 1669 a solamente 32, pero gracias a un grupo de cofrades, alrededor de 1694, reactivaron de nuevo la cofradía, mostrando un renovado auge, pues las cuentas reflejan la llegada de numerosos donativos, que le permiten renovar las prendas de la Virgen, la confección de un nuevo estandarte y realizar nuevas obras, entre ellas la de una nueva capilla.
Hay constancia de la visita de la ermita y hospital de nuestra señora de Alharilla y examen de sus cuentas, así como de la visita de 1625, de 1651/52 y de 1697.
Se tenía como cierto, y así consta en cuantas publicaciones se han realizado hasta ahora, que antes de fundar los franciscanos el convento en el núcleo urbano de Porcuna, lo habían hecho en Alharilla, ello se basa en la “Crónica de la provincia Franciscana de Granada” escrita en 1683 por el padre Alonso de Torres.
Hoy día a la vista de los documentos disponibles (escritura de fundación y cédulas reales) podemos afirmar con rotundidad, que es cierto lo afirmado por el padre Torres en cuanto a la estancia de los primeros franciscanos en Alharilla.
La devoción a la Virgen de Alharilla no era exclusiva del pueblo de Porcuna, un anónimo porcunés en un manuscrito existente en la Biblioteca Nacional de Madrid nos informa que su imagen es antiquísima y se tiene por tradición fue hallada en aquel sitio y que «es de singular devoción no sólo para la dicha villa sino para todos los lugares de la comarca por los insignes milagros». En él nos relata un suceso ocurrido el 22 de abril del año 1623 que él presenció y califica de extraordinario, es la primera rogativa que conocemos hecha a la Virgen de Alharilla con motivo de una pertinaz sequía, que milagrosamente acabó nada más sacada la imagen en procesión.
SIGLO XVIII
Para el conocimiento de la historia de la Cofradía de Alharilla durante el siglo
XVIII disponemos en la actualidad de tres documentos que nos ofrecen nuevas e
interesantes noticias. Estos documentos son:
– La visita de 1719
– la Cofradía de Alharilla en el catastro de Ensenada
– Y la visita de 1799
Hay dos datos dignos de destacar, el primero es la noticia de la construcción del retablo que se hizo con el donativo enviado desde América por un devoto y el segundo es que en los años que van desde 1719 a 1752 sin que sepamos el motivo se produce un hecho de suma trascendencia, como es el cambio de la fecha de la fiesta desde el 25 de marzo a la actual del segundo domingo de mayo. Esta conclusión la obtenemos de la mención, que ya ha quedado reflejada al hablar del tributo del molino Carranza cuando dice “el día veinte y cinco de marzo que se celebra la fiesta de Nuestra Señora”, así como que el cese de los mayordomos se realiza en el mes de marzo de cada año tras celebrarse la fiesta. Al llegar 1752, en el Catastro de Ensenada, se especifica, “para hacer la fiesta que anualmente se celebra a dicha sagrada imagen el domingo segundo de mayo” y en otro lugar “para la fiesta que se celebra a dicha imagen el día domingo segundo de mayo”. Por tanto en alguno de estos 32 años por motivos que todavía desconocemos se realizó el cambio de la romería al segundo domingo de mayo, aunque siempre, como todos conocemos, el día 25 de marzo festividad de la Encarnación, titular de Nuestra Patrona, se celebraba y sigue celebrándose función religiosa en Alharilla.
Tenemos conocimiento de haberse celebrado en estos años dos rogativas, la primera la hemos encontrado en el juicio de residencia tomado en 1753 al alcalde mayor don Matías Aragonés y Egual , por ella conocemos que la Virgen se trajo a la iglesia parroquial en rogativa por falta de agua y que su traída importó 177 reales y que así mismo las fiestas que en su honor se realizaron importaron 157 reales.
SIGLO XIX
Tras la última visita del año 1799 se produce un gran vacío, en cuanto a noticias sobre la devoción y romería de la Santísima Virgen, ignoramos completamente como pudo afectar a la fiesta y romería la invasión francesa, aunque conocemos por el acta de la junta general de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, subtitulo de “Amarguras”, celebrada el día 8 de abril de 1813, que las actividades de esta cofradía, que sí siguió en activo tras la supresión decretada por Carlos III por ser una cofradía penitencial, habían estado suspendidas durante la invasión al haberse extinguido “todas la religiones”, aunque habían tenido la suerte de librarse del saqueo de sus fondos, cosa que no ocurrió con otros fondos píos de la localidad. Por tanto suponemos que durante la invasión dejaría de celebrarse la fiesta y romería y es probable que su templo fuese profanado y saqueado.
De la primera mitad de este siglo solamente conocemos lo publicado por María Dolores Sánchez Cobo en el Programa de Romería del año 1986 , la primera consecuencia que obtenemos de él es que la cofradía continúa extinguida, pues los bienes están en manos de un administrador, el presbítero don Manuel José de Quero, que había sido nombrado por el prior de la iglesia parroquial frey don Juan de Mata Herrero, especificando que ha sido nombrado para la “fiesta y administración del Caudal de Nuestra Señora con el título de Alharilla”, sin que se mencione la palabra cofradía, verdaderamente si la Virgen disponía de un administrador que se encargaba de administrar sus bienes, y organizar su fiesta y culto, poco sentido tendría la existencia de una cofradía que estaría privada de estas funciones, los vecinos podían acudir de romeros sin necesidad de cofradía. La necesidad de refundar la cofradía vendría años después como ahora veremos.
La enajenación de bienes supuso la ruina de la cofradía, pues como se sabe los Vales emitidos por la Real Caja de Amortización se depreciaron rápidamente perdiendo su valor, ante ello debió sentirse la necesidad de volver nuevamente a refundar la Cofradía con el fin de proveer al mantenimiento de la ermita, culto y fiesta, prueba de ello es la aprobación por la reina Isabel II, con fecha de 24 de junio de 1864 los estatutos por los que pensaba regirse la “La cofradía de María Santísima de Alharilla, establecida en la Iglesia Parroquial de la villa de Porcuna”. De aquí puede que imane el título de Real Cofradía de que gozaba y que por carecer de la documentación probatoria tuvo que ser al suprimido elaborar los nuevos estatutos de 1994.
El periódico La Esperanza, del día 2 de julio de 1864, recogió el llamado Parte Oficial del Ministerio de Gracia y Justicia del 24 de junio y en él se dice:
“La Reina (Q.D.G.) ha tenido a bien dictar las resoluciones siguientes.
Aprobar los estatutos porque piensan regirse las cofradías siguientes…., (y entre las relacionadas se encuentra) La cofradía de María Santísima de Alharilla, establecida en la iglesia parroquial de la villa de Porcuna”.
Tras el paso del período anticlerical de la Primera República la cofradía inició una nueva etapa de la que conocemos algunos pormenores gracias a los trabajos del párroco, excelente escritor y corresponsal del periódico “El Pueblo Católico”, don Francisco de Paula Ruiz Linde.
En el año 1883 don Francisco de Paula Ruiz Linde, publicó un librito de versos dedicado a nuestra Patrona con el título “Re-cuerdo o suspiro de amor a la Excelsa Patrona de Porcuna, Madre del Verbo Divino, María Santísima de Alharilla”. Para aclarar algunos de los conceptos puso unas notas a pie de página que nos ponen al corriente de cómo se desarrollaba la devoción a la Santísima Virgen y de otros pormenores acaecidos en el santuario.
Queda constancia asimismo de la crónica de la romería de 1887, titulada “La Fiesta de la Excelsa Patrona de Porcuna María Santísima de Alharilla”, publicada en el Boletín del Obispado de Jaén, año XXX, núm. 1.154, mayo 1887, y de la de la romería de 1889, titulada “Devota Romería al Santuario de Ntra. Sra. de Alharilla en Porcuna” publicada en el Boletín del Obispado de Jaén, año XXXII, núm. 1.237, mayo 1889.
SIGLO XX
Al iniciarse el siglo XX nuestra cofradía y celebraciones aparecen con las características que aún perduran en nuestros días, aunque algunas, por imperativo de los tiempos, han ido desapareciendo mientras otras nuevas han venido a imponerse.
Después de la renombrada y tradicional romería de Nuestra Señora de la Cabeza, la que le sigue en importancia, animación y esplendor, dentro de la provincia, es la que se verifica anualmente al bonito Santuario de Nuestra Señora de Alharilla, distante de este pueblo cuatro kilómetros de buena carretera.
La romería a su llegada al Llano, como nos describe Ruiz Linde en su crónica del año 1898, se producía el encuentro de las cofradías en el Humilladero con el cruce de banderas y estandartes. En estas fechas acudían a la romería las cofradías de Arjona, Arjonilla, Lopera, Escañuela y Villardompardo y tras el saludo cada cofradía se dirigía a su casa o lugar designado, y las caballerías eran atadas en los patios de la ermita y santería, donde existían anillas en la pared, hoy día aún pueden verse algunas, para que cada cofrade dejase su cabalgadura, anilla que era asignada en el recibo anual emitido por la cofradía y que conservamos.
Tras la primera visita a la Virgen se acudía a proveerse de los estadales, símbolo y recuerdo de la romería, que en la mayoría de los casos eran regalados por los hombres a sus acompañantes femeninos, y traídos a la población como obsequio para aquellas personas que no habían podido desplazarse al Santuario. No era raro ver algunos años a personas que en virtud de una manda, hecha en caso de grave peligro de muerte y vencida ésta, acudían al santuario vestidos con la denominada “mortaja” y una vez llegados y despojados de la vestidura, era colocada en la pared de la iglesia, junto con otros exvotos, las cuales aún permanecían en el templo en la década de los cincuenta. La cofradía de Porcuna esperaba a las demás y una vez juntas penetraba con ellas en iglesia donde se celebraba la fiesta religiosa y una vez acabada ésta se celebraba la procesión.
El que el capellán de cada cofradía oficiara la misa correspondiente, siguiendo el orden de antigüedad y finalizando con la de Porcuna, parece que fue una innovación a partir de la década de 1920.
En los años anteriores y posteriores a la Guerra Civil, de 1924 a 1956, años de dificultades y sufrimientos, ocupó la presidencia José Herrador, que con enorme tesón y devoción, casi en solitario, mantuvo la Cofradía, superando las grandes pruebas a las que se vio sometido.
La Guerra Civil con la furia anticlerical e iconoclasta, propia más de la falta de formación cultural y de la manipulación de un pueblo que de los verdaderos sentimientos, supuso un duro golpe para la devoción. La imagen, a pesar de que destacados miembros locales del Frente Popular intentaron salvarla escondiéndola bajo un montón de habas en la iglesia de San Juan de Dios, no pudo sobrevivir a la furia de personas ajenas a la localidad y acabó siendo pasto de las llamas, Manuel Heredia afirma: “fue quemada en los primeros días del Movimiento Nacional, por orden del Diputado socialista, Peris, que vino a Porcuna con ese exclusivo objeto, al tener noticia de que un significado correligionario suyo en esta Localidad, había ordenado esconderla bajo un montón de habas existente en la Iglesia de San Juan de Dios, para evitar su destrucción” , y “que la Imagen, que los marxistas quemaron en el año 1936, a instancias del Diputado del Frente Popular Peris, que así se lo exigió al Comité Local del Frente Popular que tenía oculta en la Iglesia de San Juan de Dios, bajo un montón de habas, era la primitiva” . La ermita permaneció casi toda la contienda entre los dos frentes, en zona de incursiones de uno y otro bando, por lo que sufrió importantes desperfectos. Aún en plena campaña, tras la toma de Porcuna el primero de enero de 1937, un hijo de Porcuna, Rafael Ruiz Herrera, se adelantó a todos, comunicándose con los talleres granadinos “Hijos de Navas Parejo” (de cuya correspondencia guardamos fotocopias), que basándose en fotografías tallaron la imagen de la Virgen, que conservó Rafael hasta su muerte en su domicilio de Córdoba, donde tuvimos la suerte de verla en varias ocasiones, y la Niño Jesús, por un precio de 400 pesetas; pero al ser remitida a Córdoba se pudo comprobar que la talla de la Virgen era pequeña para los mantos, coronas, resplandores, etc. de la imagen primitiva. Ante ello Rafael entró en contacto con el imaginero valenciano residente en Córdoba, Amadeo Ruiz Olmos, que con los enseres anteriores talló la imagen que hoy existe en Alharilla, de aproximadamente 87 centímetros de altura, siendo el Niño Jesús, que porta en su regazo, el primitivo de los hijos de Navas Parejo. Las 600 pesetas que importó la segunda imagen fueron recaudadas por suscripción popular, que inició el Ayuntamiento con 300 pesetas. Realizada la imagen por Ruiz Olmos, en su estudio de la calle Montemayor, 4, el pintor cordobés Rafael Díaz Peno, que tenía su taller en la calle Pérez de Castro 8.
La imagen fue colocada en el domicilio de Rafael en Córdoba, habitación número 7 del Hotel Cervantes, donde fue vestida con el ajuar y enseres de la anterior. En el mes de agosto de 1938 se dispuso el traslado de la imagen a Porcuna. La llegada de la Virgen constituyó una gran manifestación de fervor popular, procediendo el párroco en funciones don Manuel Burgos Corpas a su bendición y acto seguido posesionó por las calles de la población escoltada por los soldados de la guarnición.
Después fue depositada en la capilla de la Sagrada Familia de la iglesia parroquial, por encontrarse la ermita en zona intermedia entre los dos frentes. Al año siguiente, 1939, finalizada la guerra y el primero en que con la nueva imagen se celebraba la romería, la Virgen fue portada en hombros hasta la aldea de Alharilla y de la misma forma volvió al pueblo al finalizar ésta, por encontrarse la ermita en estado ruinoso.
Al igual que el año anterior en 1940 volvió la Virgen a su Santuario para la Romería, pero esta vez lo hizo en carreta de bueyes artísticamente adornada, quedando ya instalada definitivamente en su ermita en mayo de 1941, una vez realizadas las obras de reparación.
Tras la guerra civil continuó la costumbre establecida en la década de 1920 de que cada cofradía celebrase su propia misa oficiada por su capellán, y que la procesión pasara a realizarse a la caída de la tarde, formando todas las cofradías, abriendo la de Arjonilla y continuando las demás según su antigüedad con sus tamborileros y bandas de música, recorriendo según es tradicional el camino de ida y vuelta que va de la ermita al Humilladero y pasando por la calle que forman los edificios de la aldea. De ello queda testimonio escrito en el programa que se editó en 1947.
En la clausura de los actos celebrados con motivo del 750 aniversario de la presencia de la Virgen en el pueblo de Porcuna el alcalde, que al frente de todo la corporación municipal, junto con el resto de las autoridades y junta de gobierno de la Cofradía, había presidio el acto, tomó la palabra, leyendo en primer lugar el acuerdo unánime de todo el consistorio municipal por el que se nombra a nuestra Patrona la Santísima Virgen de Alharilla “Alcaldesa Perpetua y Honoraria de la ciudad de Porcuna. Finalizada la celebración el presidente acompañó al señor alcalde ante el trono de la Virgen y el edil depositó en las manos de la Santísima Virgen el bastón que acredita su condición de Alcaldesa perpetua y honoraria de la ciudad de Porcuna.