Visita Virgen pueblos filiales
TRASLADOS A ARJONILLA, ESCAÑUELA Y ARJONA
Finalizó el mes de Junio con el inicio de los esperados y ansiados traslados, insólitos e históricos para la visita de la Santísima Virgen a los pueblos de las cofradías filiales. Inenarrables los momentos de intensa emoción que se vivieron en cada uno de estos traslados. Correspondía la primera visita a la querida población de Arjonilla.
Gran expectación se respiraba en el ambiente cuando a las seis de la mañana veraniega del día 29 de junio, la Virgen hacía su aparición en la puerta de su Santuario, para iniciar las visitas a sus cofradías filiales, una multitud de vecinos y devotos contemplaba su salida a hombros de sus anderos a cuyo frente figura José Daniel Heredia de Dios, que desde este momento y hasta el día 11 de octubre cuando ya la Virgen repose en su Santuario no abandonará esta formidable labor de dirección en la que ha expresado con todo su corazón el amor a su Patrona.
Se formó la comitiva, la abrían unos cuarenta jinetes, tras ellos se mezclaban más de seiscientas personas para acompañarla en su recorrido y la cerraban coches de caballos y automóviles. Así trascurrió el primer kilómetro, tras lo cual la Virgen, ya clareando el día, fue colocada sobre una carreta tirada por tres mulas cuyos nombres ya forman parte de la historia mariana, Gitana, Cordobesa y Gorda, guiadas por Iván Gil Montilla, Jaime Juárez Heredia y Manuel Cabeza Garrido, para continuar su andadura de más de doce kilómetros, entre cantos y vivas, que acortaron el largo caminar, con paradas previstas para desayunar y tomar fuerzas.
Arjonilla se iba aproximando y cerca de las diez de la mañana a casi un kilómetro del pueblo los anderos tomaron nuevamente la Imagen, para acercarla al lugar donde Arjonilla entera esperaba impaciente, con su alcalde y corporación municipal al frente, párroco revestido para la solemnidad con capa pluvial, cofradía arjonillera de Alharilla, con su presidente y sus hermanos mayores, cofradías de pasión y gloria con banderas y estandartes.
Vibrante recibimiento a los sones de la banda municipal “Santa Cecilia” y canciones en su honor del coro romero “El buen sentir”, emocionadas lágrimas, alegría incontenida, Arjonilla entera a los pies de la Santísima Virgen, día escrito con letras de oro en la historia de Arjonilla. El acto alcanza su cima, los estandartes de Arjonilla y Porcuna se saludan con un abrazo fraternal, los anderos de Porcuna entregan la Virgen a los de Arjonilla, aplausos y vivas, los anderos miman a la Virgen, la mecen, la acunan con el cariño de hijos fieles, agradecidos y amorosos, en sus rostros se refleja la inmensa alegría de tenerla entre ellos.
La comitiva se pone en marcha, participan el alcalde de Porcuna, presidenta, hermanos mayores de fiesta y cofradía matriz de Porcuna y todos los romeros llegados desde Porcuna. Entra en las primeras calles del pueblo, sinfonía engalanada, brillan hermosas y elegantes colgaduras, altares y carteles dan la bienvenida a su amada Reina. Los vítores a la Virgen, a su patrón San Roque, a Porcuna y Arjonilla, las canciones, las súplicas, los agradecimientos no cesan, la banda de música suena con alegría inusitada, el coro romero aprovecha todas las ocasiones para ensalzarla, así calle por calle, casa por casa, la Virgen recibe el saludo de un pueblo volcado totalmente.
Al fin llega a la iglesia parroquial, banderas y estandartes la arropan y besan a su entrada. Las piedras, filigranas góticas, acogen a la Virgen, San Roque, benefactor y patrón de Arjonilla, la espera, para entronizarla en elegante trono situado en el altar mayor. Se celebra la Eucaristía en su honor y comienzan siete días a Ella dedicados. Todos los días a las doce el templo se inunda de fieles para acompañarla con las palabras del arcángel; el lunes se inicia el solemne quinario que, además de al pueblo en general, se va dedicando cada día a los diversos colectivos: amas de casa; hermanos mayores de años pasados y cofrades; ancianos y niños; agricultores, hortelanos y alfareros; carreteros y romeros; para finalizar el viernes con la ofrenda floral. El sábado se siente la despedida, Eucaristía solemne, con todas las cofradías y colectivos y pueblo en masa. A las doce de la noche, los devotos no desean que la Virgen pase sola su última noche entre ellos, y acuden a la vigilia de oración con el Santísimo expuesto, hasta las cinco de la mañana que partirá a visitar otro pueblo tan querido para Ella como éste, Escañuela.
Porcuna tampoco duerme, en lo más oscuro de la noche parten jinetes, carretas y coches de tracción animal hacia Arjonilla, a las cuatro de la madrugada lo hacen autobuses y otros vehículos, han de estar allí a las cinco, hora señalada para la partida de la Virgen. A su llegada la Cofradía arjonillera les ha preparado un apetitoso desayuno para que las fuerzas les acompañen en el largo camino que les espera.
Los anderos arjonilleros toman sobre sus hombros a la Santísima Virgen, suena una voz femenina en plena juventud con la emoción en los labios, y en la hora previa al alba resuena entre las centenarias piedras “Tú serás mi amanecer”. La Virgen asoma por la puerta del templo, la Cofradía del Rosario, campanilleros en la aurora, no la abandonará, sus canciones, a la luz de las antorchas, alegran la madrugada festiva.
Ya llega a las últimas casas del pueblo, los gallos anuncian el amanecer, los anderos son presa de tristeza y pena, han de entregar su bien preciado. Porcuna se vuelve a hacer cargo de Ella, y al comenzar del camino Cabeza del Lobo, la vuelve a depositar en su carreta, Gorda, Gitana y Cordobesa inician la marcha. Hay que apresurarse, quedan más de 17 kilómetros para llegar a Escañuela. Los devotos de Porcuna no van solos, los arjonilleros no se resignan a quedarse en sus casas, y todos los que pueden a pie o en los más diversos medios la acompañan, a ellos se unen los venidos de toda la Campiña, Ya amanece entre verdes olivares, los primeros rayos de sol refulgen en el manto, gules y oro, de la Virgen.
Se acerca la hora de las ocho, Arjona espera su paso, se agolpan junto al recorrido, y fuerzan una inesperada parada, en la que obsequian a los romeros con un delicioso desayuno, que les ayude a reponer fuerzas para mitigar los rigores del camino. Unos la despiden, otros se unen a la comitiva, todos esperan con ansiedad que pase pronto la semana para tenerla entre ellos.
Tras otro largo trayecto las primeras casas de Escañuela aparecen en el horizonte, ya se aproxima la comitiva, en La Vegueta, apean a la Virgen, ya está nuevamente sobre los agradecidos hombros de sus anderos porcunenses, en la Redonda del Polígono el pueblo espera, una salva de cohetes resuena en las alturas, silencio, la Banda Municipal interpreta el Ave María, saludo emocionado y vibrante de un pueblo pequeño pero de acendrada devoción. En las gargantas se mezclan los aplausos, vítores y alabanzas, a la Virgen y a su patrón San Pedro Advíncula, a Escañuela y a Porcuna. Hombros de todas las edades, masculinos y femeninos toman a la Virgen, se hace realidad “Escañuela, pequeña población, pero de gran corazón” muestra ilusionada, emocionada y conmovida su devoción por la Santísima Virgen de Alharilla.
La comitiva está en marcha, la precede la Cruz parroquial, banderas y estandartes de las cofradía locales, alcaldes de Escañuela, Arjonilla y Porcuna, autoridades locales, párrocos de Escañuela y Porcuna, junta de gobierno y hermanos mayores de las cofradías de Escañuela y Porcuna con sus estandartes, caballistas, carretas y otros vehículos, y un gentío considerable de gentes venidas de toda la Campiña. Día grande para la historia de Escañuela, jamás se vio en ella una manifestación tan impresionante, su población está varias veces doblada.
Con paso acompasado por las vibrantes notas de su Banda Municipal, recorre las calles de la villa, galantes colgaduras y banderolas adornan y ponen color y alegría en su recorrido. Momento de emoción, la Virgen pasa junto al cementerio, los anderos la vuelven hacia él, para que Ella bendiga a sus fieles hijos que nos precedieron en la fe y devoción.
Pasadas las doce la Virgen llega ante la iglesia parroquial, un suave viento mece las banderas del Ayuntamiento, parece que quieren acompañar la suave mecida que cariñosamente lleva la Virgen en su cadencioso caminar. La Virgen llega ante las puertas abiertas del templo y entonces parece que su imagen se refleja en el muro frontal, como si de un reluciente espejo se tratara, está frente a frente a su querida réplica, imagen con la que los escañoleros la veneran en su localidad.
Penetra en el templo, las campanas tañen a gloria y la Banda de música entona gozosa el Himno Nacional. San Pedro Advíncula, patrón de Escañuela, luce sus mejores galas para recibir a la Reina. El párroco celebra la Eucaristía, en su homilía se congratula y agradece la presencia de la Virgen y relata la labor de la cofradía mantenedora durante siglos de esta acendrada devoción.
Despedida, los romeros vuelven a sus lugares de origen, tras compartir momentos inolvidables. Los vecinos han preparado una fresca sangría para refrescar el largo caminar de los romeros y a todos nos obsequian con una estampa, recuerdo de esta visita. La Virgen queda en buenas manos, amantes y fieles, durante estos días no le faltaran las visitas de sus fieles hijos, al mediodía los devotos llenan la iglesia parroquial, para saludarla, las palabras de la Anunciación resuenan entre las bóvedas del templo, todas las tardes solemne Eucaristía, ofrecida por niños y ancianos, vivos y difuntos, cofradías, grupos parroquiales, asociaciones y pueblo en general. El sábado función de despedida, la Virgen ha de partir en la madrugada del domingo para visitar otro querido pueblo.
Desde las cinco de la mañana van concentrándose en Escañuela los devotos venidos de toda la Campiña, para vivir este nuevo día, han tenido que madrugar pero el amor y la ilusión vence toda pereza. El pueblo de Escañuela ha preparado con cariño un magnífico ágape a los romeros, que mantendrá las fuerzas en su nuevo peregrinar. Los jinetes y conductores se apean y con los vínculos de una hermandad centenaria, basada en su amor por Alharilla, desayunan, departen y confraternizan con los vecinos de Escañuela y romeros a pie de todos los pueblos a los que une la fe en la Reina de la Campiña.
Son las seis de la madrugada, llega a su fin la semana tan intensamente vivida, el párroco pronuncia emotivas palabras de gratitud, y a hombros de hombres y mujeres de Escañuela la Virgen parte de la Parroquia de San Pedro Advíncula, las campanas repican con júbilo, mientras una salva de cohetes, vítores y aplausos elevan preces al Cielo.
Las últimas casas suponen el fin de la visita, los anderos de Porcuna se hacen nuevamente cargo de la imagen, tras corto recorrido la depositan en su carreta, todos marchan hacia Arjona. El sol asoma entre verdes olivares, el coro La Alegría del Llano acompaña la marcha y cuando se impone un pequeño descanso lo aprovechan para ensalzar a la Virgen con su canción “Encarnación Coronada”
A las nueve Arjona está cerca, la Virgen es descendida de su carreta y los anderos la toman para aproximarse hasta la rotonda del polígono “La Cruz de Piedra”, el pueblo de Arjona la espera con impaciencia, alcalde y autoridades, párroco, cruz parroquial, cofradía de Alharilla arjonera con su presidente y hermanos mayores, cofradías y hermandades con banderas y estandartes, peñas, asociaciones, y todo el pueblo se congrega para recibir a la Madre.
Estandartes y banderas saludan al de la cofradía matriz, se adelanta la cofradía de los Santos Patronos San Bonoso y San Maximiano que cubre a la Virgen con sus banderas, mientras el pueblo, a los sones de la Banda municipal “Lira Urgabonense”, la saluda interpretando el Himno de los Santos. Emoción indescriptible, las demás banderas y estandartes rozan el manto de la Virgen implorando su bendición. Los anderos ceden la preciada carga a sus homólogos de Arjona, que entre vivas, aplausos, con los sones vibrantes de la banda y las canciones del coro romero “Nuevos Caminos” comienzan el ascenso, por empinada y fatigosa cuesta, para llegar a las primeras casas del núcleo urbano, donde los vecinos también han preparado un refrigerio, para reponer las fuerzas de los ilusionados caminantes, mientras la tuna “Los últimos románticos” saluda, ofreciendo su repertorio a la Virgen.
Arjona luce sus mejores galas para este día histórico, que será inscrito con letras de oro en los Anales Urgabonenses, macetas, palmas, colgaduras, pendones, pancartas, flores de papel, carteles, altares… engalanan el recorrido triunfal de la Virgen.
El verano deja sentir sus calores, pero no por ello se fuerza la sosegada marcha, interrumpida cuando la Virgen se detiene para escuchar las canciones que la dedican los coros, tuna y personas particulares, desde pie de calle o desde los adornados balcones, guitarras, bandurrias y laúdes ponen sus notas para acompañar las voces que glosan las glorias de María.
Tras cuatro horas de recorrido la Virgen se aproxima a la parroquia de San Martín, los vítores y aplausos no han cesado, los padres elevan y acercan a sus hijos hasta tocar el manto de la Virgen, implorando su protección y bendición, la comitiva se alarga y extiende por todo el recorrido triunfal, los jinetes abren la comitiva y son los primeros en llegar a San Martín, le sigue la cruz parroquial, banderas y estandartes de cofradías de gloria y pasión, que van situándose junto a la puerta del templo para formar arco triunfal al paso de la Reina, párrocos de Arjona y Porcuna, alcaldes y autoridades de Arjona y de Porcuna, cofradías alharilleras, caminantes romeros y pueblo entero, todos llegan sudorosos pero con la alegría y satisfacción de acompañar a María y de vivir un momento histórico, sabe Dios si repetible.
La Virgen se vuelve para despedirse de sus seguidores y entrar en el templo, la salva de cohetes resuena en el aire, las campanas voltean con gloria, la banda de música pone las vibrantes notas del Himno Nacional, la Virgen va penetrando, las banderas y estandartes del arco triunfal rozan su manto y el pueblo derrama lágrimas de júbilo, ya está entre ellos.
La Virgen está en el templo, radiante altar, bajo la mirada de los Santos Patronos San Bonoso y San Maximiano, ahora es colocada ante el dicho altar donde las cofradías, asociaciones y devotos realizan una preciosa ofrenda floral, tras la Salve, es tiempo de despedirse, el templo cierra sus puertas a fin de proceder a colocarla en su trono. Será por poco tiempo, a las ocho de la tarde, una vez colocada en su trono, tendrá lugar la Eucaristía de recibimiento.
Compañía no le faltará durante su estancia, todas la mañanas, al mediodía, Hora Santa con exposición del Santísimo para finalizar con el Ángelus, mientra repican gozosas las campanas; y quinario vespertino con canto solemne de la Salve, cada día será ofrecido por colectivos: hermandades de gloria y de pasión, ancianos y enfermos, niños de comunión y jóvenes confirmados, personas que han sido hermanos mayores y cofrades, para finalizar el sábado con la solemne fiesta de despedida.
Llega el domingo, 20 de julio, y con él la despedida, la Virgen ha de regresar a su Santuario, hace tres semanas que lo dejó. A la seis de la mañana con repique de campanas, salva de cohetes, vítores y aplausos, la Virgen abandonaba la iglesia parroquial de San Martín para iniciar la vuelta a su Santuario. Con paso pausado, mientras se reza el rosario y a los acordes de la Banda Municipal “Lira Urgabonense”, la comitiva recorre las calles de Arjona, hasta llegar a sus últimas casas, allí trascurridas ya dos horas desde su salida, tuvo lugar la emocionada despedida cuando la “Lira Urgabonense” interpretó por última vez el Himno de los Santos Patronos, San Bonoso y San Maximiano, mientras la emoción y los sentimientos afloraban y corrían a raudales por los presentes, que derramaron lágrimas gozosas por haber sido partícipes de estos hechos históricos.
La Virgen inicia el camino de su Casa, nuevamente, tras ser portada por sus anderos, Gorda, Gitana y Cordobesa, reciben la preciada carga, los romeros a pie, en caballerías o en vehículos cubren el camino, el tamboril y la flauta marcan el acompasado paso, cuando ellos descansan el coro Alegría del Llano o Javi y Luis toman el relevo y alegran con sus canciones a los esforzados romeros.
La llegada a Alharilla tiene visos de gran acontecimiento el coro la recibe con sus alabanzas, a la vez que una gran salva de cohetes y repique de la campana del Santuario anuncia la buena nueva de su presencia
La Virgen llega a su trono situado en el centro del Llano, donde al aire libre, dada la multitud que estaba presente, se celebró la Eucaristía de acción de gracias por tan emotivos y sentidos hechos vividos en las tres localidades hermanas.
Siete días de descanso, la Reina está en su Santuario, Porcuna espera con impaciencia que llegue domingo día 27 para que parta de nuevo, esta vez a su amada Porcuna.
TRASLADO A PORCUNA
Son las seis de la mañana, el Llano está a rebosar, jinetes y caminantes esperan impacientes que la Virgen aparezca en el umbral de su Santuario Por fin aparece, radiante y hermosa, ha cambiado su manto rojo de peregrinación a los pueblos hermanos por el verde de la esperanza, con fervor y emoción la saludan los varios millares de personas congregadas, el coro Alegría del Llano la ha saludado recordando a los viejos pobladores de la aldea. Se inicia el camino, todos recuerdan a Gorda, Gitana y Cordobesa, pero no son necesarias, los amantes hombros masculinos de Porcuna la trasladan infatigables hasta el núcleo urbano, fuerzas no les faltan. Se pasa el Humilladero y con él se abandona la Aldea, la numerosa comitiva se alarga y extiende por toda la carretera, acompañan la cofradía matriz de Porcuna y las filiales de Arjona, Arjonilla, Escañuela y Lopera.
Desde el otro extremo del pueblo, desde el medieval templo cisterciense de su priorato, San Benito se pone en marcha, a los sones de la Banda de cornetas y tambores de Nuestra Señora de las Angustias, arropada por sus fieles y devotos tras atravesar el núcleo urbano llega a la Cruz Blanca, su lugar de espera centenario, en el que siempre recibe a nuestra Patrona cuando visita el pueblo.
La comitiva de Alharilla está llegando a la Cabra Mocha, y comienzan a divisar las cúspides de la Torre Nueva y del Campanario parroquial, conforme se acercan el pueblo se acaba mostrando en su totalidad. La Banda de Cornetas y tambores se adelanta a recibirla, ya no la abandonará en todo su recorrido.
Llega a la Cruz Blanca, son más de la nueve de la mañana, todo el pueblo la espera, con las autoridades, cofradías con banderas y estandartes, grupos parroquiales, asociaciones…. La Virgen está frente a San Benito, sus anderos los alzan al cielo, estallan tracas y cohetes, el vibrante Himno Nacional puebla los aires, las almas exhalan suspiros de amor y felicidad, los vivas y alabanzas Ambos se suceden interminables, el Coro de la Hermandad le da la bienvenida con emocionada voz.
Se forma la majestuosa comitiva, las calles se encuentran primorosamente adornadas, colgaduras, pendones, banderas, pancartas y carteles, grandes póster con la imagen de la Virgen, flores de papel, arcos…., lento caminar, los vecinos abren las puertas de su sus casas de par en par, para que la gracia de la Virgen penetre en todos los rincones de sus hogares. Al pasar por la casa de su camarera, la Virgen se detiene, queriendo agradecer a Loli Millán (Dolores Millán García) su entrega de tantos años, una placa cerámica deja testimonio de ello mientras el Coro de la Hermandad rinde homenaje con sus canciones. El pueblo entero es una fiesta, la comitiva ha de detenerse en cada calle, pues los coros romeros (“Sentir Alharillero, y “Alegría del Llano”) no cesan de alabarla, en otros lugares son personas o grupos (Manuel Rada, Javier “Pimiento” y Luis Morente, Jesús Serrano) los que elevan sevillanas o coplas en su honor.
Gran emoción, la Virgen y San Benito están en la Farola, la anchura de la Carrera permite que ambos marchen a la par, no se puede andar, tal es la multitud que acompaña las Sagradas Imágenes. Apoteosis para inmortalizar, miles de cámaras intentan captarlo, cuando las Sagradas Imágenes, una junto a otra, pasan bajo el Arco, Arco triunfal de los grandes e históricos acontecimientos, las gargantas se desgañitan, el viva, el guapa, guapa y guapa; el bonito, bonito y bonito pueblan el aire de voces entregadas por amor. Las campanas lanzan al aire sus mejores y sonoros tañidos, destaca la María Benita, sus “cien quintales” atronan el espacio en acalorado júbilo.
Llega la hora de penetrar en el templo, lentamente las anderas de San Benito vuelven la Imagen hacia el pueblo y penetran cadenciosamente entre los enfervorizados vivas de la multitud.
Ahora toca a la Virgen, se vuelve y mirando a su pueblo penetra a los sones de la Marcha Real, son las doce y treinta del día.
La parroquia está a rebosar, no cabe nadie más, todos seguimos con fervor y devoción la Eucaristía concelebrada por el párroco con tres sacerdotes, hijos de Porcuna. El Coro de la Hermandad pone su voz en los cantos litúrgicos y obsequia a las Imágenes con sus melodías.
La ceremonia ha finalizado, San Benito ha de regresar a su templo, nuevamente sus anderas lo toman sobre sus hombros y con un gran acompañamiento y con la Banda de cornetas y tambores regresa a su centenario templo. Son casi las tres de la tarde de un caluroso día de verano, pero el calor no ha sido obstáculo para vivir una jornada memorable.
El día no ha terminado aún, al caer la tarde, la Virgen hace nuevamente su aparición en la puerta del templo parroquial, hombros femeninos la portan ahora, y ocupa su trono en la Plaza de Andalucía, niños y jóvenes, adultos y ancianos, peñas, asociaciones y colectivos, todos se acercan y llevan hasta la Virgen su ofrenda floral, se suceden las canciones y oraciones de un pueblo entregado a su Patrona y Alcaldesa Perpetua, que pronto lucirá en sus sienes la corona de Reina. La Virgen vuelve al templo donde en su presencia tiene lugar una vigilia de oración ante el Santísimo.
Finalizados estos actos la Virgen es colocada en su trono, bajo suntuoso dosel en el altar mayor parroquial. Los talleres de bordado han realizado una labor encomiable, allí recibe continuamente las visitas de su fieles hijos, que llenan el templo todos los días al mediodía, para alabarla con las palabras de la Anunciación.
TRASLADO A LOPERA